WhatsApp causa problemas pero, como en tantos otros ámbitos de la tecnología, la dificultad no reside en la aplicación misma, sino en el uso que algunas personas hacen de ella: sustituir el contacto directo con los otros, por un contacto a través de algún aparato.
Si tú vives en Benicarló y tienes que comunicarte con alguien que está muy lejos, este tipo de medios son una bendición. Sin ellos sería imposible
tener una comunicación en tiempo real y a bajo coste, como ocurre
actualmente.
El problema aparece cuando utilizamos estas aplicaciones hasta para comunicarnos con las personas con las que vivimos, o trabajamos o estudiamos.
Gente a la que perfectamente podrías buscar y encontrar para conversar
cara a cara. Esto se agrava cuando progresivamente dejas de ver a casi
todas las personas para tener los ojos clavados en la pantalla del
móvil.
Especialmente con WhatsApp y sus grupos, los usuarios experimentan una nueva necesidad: estar conectados todo el tiempo.
Revisar una y otra vez la dinámica para saber qué dijo fulano o qué le
contestó el otro. Lo curioso es que estas conversaciones suelen ser de
una trivialidad asombrosa, pero aún así, algo en el interior obliga a
formar parte de ellas y a no perderlas la pista.
Lo cierto es que
el uso desmedido de estas tecnologías puede traer como consecuencia
problemas crecientes con el estudio, el trabajo o las relaciones
interpersonales. En particular,algunas personas terminan utilizando el WhatsApp para aliviar o enmascarar un malestar emocional, como puede ser la soledad, el aburrimiento, la ira, la ansiedad o la timidez.