Los primeros amigos te marcan para siempre. Forman sin saberlo parte de tu personalidad.
Un amigo te aporta muchas cosas. Sólo eres consciente de ello cuando
creces y ves lo que dejaste atrás en el camino. Algunos quizás los
conserves. Otros no. Pero todos tuvieron una misión en tu vida:
1. Hacen que te sientas único en el mundo. Sí, para
ellos eres una persona única y te lo hacen ver. Tu primer gran amigo te
busca entre los demás. Te elige a ti. Eres único y hace que te sientas
especial. Esto fortalece tu autoestima y hace que aprendas a hacer lo mismo con los demás.
2. Te enseñan a compartir. Porque desde el principio, se establece un vínculo entre tus amigos y tú que exige de unas normas básicas. Entre ellas, el compartir
con ellos. Por fin entiendes lo que significa. Pero también aprendes a
delimitar la frontera de tu intimidad. Habrá cosas que no compartas. Ni
con tu mejor amigo.
3. Aprendes a ceder. Porque ya no piensas sólo en
ti. Si tu amigo está triste, intentas consolarle. Eres capaz de
sacrificarte por él. Además ya no estás solo. No siempre puedes elegir.
Unas veces te toca escoger a ti y otra, a los demás.
4. Aparecen los celos y aprendes a enfrentarte a ellos. ¿Quién no ha sentido que le robaban a su mejor amigo? Los celos
son un sentimiento natural. Aparecen cuando sientes que te están
quitando algo que no quieres compartir. Sin embargo, la amistad no
entiende de propiedades, sino de libertad. Y los primeros amigos hacen
que al fin comprendas que nadie es de nadie. Que un amigo ha de ser
libre.
5. Te enseñan a querer. Parece simple, pero no lo
es. Aprender a querer y a ser querido es más complejo de lo que parece.
Aprender a querer implica ser generoso, comprensivo, saber perdonar,
y cuidar la amistad, día a día. Aprender a querer significa hacer reír
al amigo, ayudarle cuando te necesite, sorprenderle, ser detallista,
participar de sus alegrías, desterrar el rencor y alejarse de la envía.
Lo más probable es que los primeros amigos queden sólo en el recuerdo. Normalmente los amigos que conservamos de adulto están más relacionados con la adolescencia
y la época universitaria. Porque la vida es larga y los caminos se
dividen. Aunque ese primer amigo, ese que ahora camina por otro sendero,
siempre estará con nosotros, aunque no le veamos.