Fue a una niña de
nueve años a la que se le ocurrió la idea. Quería instalar un banco de
la amistad en el patio de su colegio Fernando de Rojas, en Burgos. Con
él pretendía que ningún compañero se sintiese solo en el recreo. Al final
de curso, la niña introdujo la petición en un buzón de sugerencias del
centro.
En el mensaje se
leía: "Hola, Ana, me gustaría que haya un banco de la amistad en
el patio. Tiene que ser de colorines y con un cartel que ponga
'banco de la amistad' para que quien se sienta solo, se siente y alguien que lo
vea sentado, le pregunte: '¿Quieres jugar conmigo?'. Gracias".
Ana, la persona a la que se dirigía
la alumna en su carta es Ana María Martínez, directora del colegio burgalés. En
una entrevista telefónica asegura a NIUS que el centro finalmente decidió
instalar el banco
de la amistad a principio de este curso. "Los niños son
mucho más sabios que nosotros. En pocas líneas es una pasada todo lo que dice
la carta: expresa sentimientos, situaciones, necesidades.
Así que nos pusimos manos a la obra para que el banco fuese una realidad. Fue
un conserje el que se ofreció a pintarlo tal y como la niña quiso", señala
la directora.
La idea de esta alumna no era nueva.
Ella misma fue la que buceando en Internet supo que esta iniciativa se le había ocurrido en 2012 a Acacia
Woodley, una chica de Florida de 10 años, harta de las
peleas entre sus compañeros de clase. El banco está pintado por la propia
Acacia y en él se pueden leer la palabras: sonrisa, valor, respeto o sueño.