martes, 3 de diciembre de 2019

El imparable éxito de los "bancos de la amistad" para combatir el acoso escolar


Fue a una niña de nueve años a la que se le ocurrió la idea. Quería instalar un banco de la amistad en el patio de su colegio Fernando de Rojas, en Burgos. Con él pretendía que ningún compañero se sintiese solo en el recreo. Al final de curso, la niña introdujo la petición en un buzón de sugerencias del centro. 
En el mensaje se leía: "Hola, Ana, me gustaría que haya un banco de la amistad en el patio. Tiene que ser de colorines y con un cartel que ponga 'banco de la amistad' para que quien se sienta solo, se siente y alguien que lo vea sentado, le pregunte: '¿Quieres jugar conmigo?'. Gracias". 
Ana, la persona a la que se dirigía la alumna en su carta es Ana María Martínez, directora del colegio burgalés. En una entrevista telefónica asegura a NIUS que el centro finalmente decidió instalar el banco de la amistad a principio de este curso. "Los niños son mucho más sabios que nosotros. En pocas líneas es una pasada todo lo que dice la carta: expresa sentimientos, situaciones, necesidades. Así que nos pusimos manos a la obra para que el banco fuese una realidad. Fue un conserje el que se ofreció a pintarlo tal y como la niña quiso", señala la directora.  
La idea de esta alumna no era nueva. Ella misma fue la que buceando en Internet supo que esta iniciativa se le había ocurrido en 2012 a Acacia Woodley, una chica de Florida de 10 años, harta de las peleas entre sus compañeros de clase. El banco está pintado por la propia Acacia y en él se pueden leer la palabras: sonrisa, valor, respeto o sueño.