Hoy toca compartir con vosotros esta carta, de autora desconocida, que nos ha permitido "mirar con otros ojos", empatizar y comprender algunas de las cosas que suceden a nuestro alrededor.
Conviene que todos, dedicados a la enseñanza o no, nos pongamos estas gafas para ser más tolerantes y comprensivos. Os invitamos a usarlas.
Hoy me pondré de nuevo las gafas de maestra. Unas gafas que considero todo un privilegio en mi vida.
Con estas gafas soy capaz de ver mucho más allá.
Con mis gafas de maestra veo como ese niño que te parece insoportable en la cola del super, junto a una madre que no le manda callarse, sufre en realidad de un autismo severo y no es menos dulce que tu propio hijo.
Con mis gafas de maestra veo como esa niña tan tímida que parece estar siempre enfadada está en realidad pidiendo un abrazo a gritos.
Con mis gafas de maestra soy capaz de querer a un niño que me insulta y tira mis cosas al suelo porque veo lo desestructurada que está su familia y lo mucho que puede estar sufriendo.
Con mis gafas de maestra tengo unos superpoderes que me ayudan a echar por tierra prejuicios y a amar incondicionalmente.
Hoy me las pondré un año más aunque sé que tendré que ir limpiándolas a lo largo del curso para que el cansancio no me impida seguir viendo igual de bien.
La infancia es maravillosa. Así la veo yo con mis gafas de maestra. Si quieres, algún día te las presto.