miércoles, 12 de septiembre de 2018

¿Cómo sobrevivir a septiembre?

Ya estamos en septiembre. Ese mes que para muchos representa más el comienzo de un nuevo ciclo que el 1 de enero.
Fin del verano, vuelta a la rutina, nuevos proyectos, nuevos propósitos, la depresión postvacacional, la reducción de horas de luz y el descenso de temperaturas…
En esta época del año es muy frecuente encontrarse con personas que presentan síntomas de estrés, de depresión y que viven con la sensación constante de que se pasan el día apagando fuegos. ¿Cómo sobrevivir a esta etapa?
Organizarse mejor es una de las claves. Se trata de hacer más en menos tiempo.
No esperes una pastilla soluciona-problemas ni ninguna receta milagrosa, lo que verás a continuación son métodos simples para evitar perder la salud emocional.

Primer consejo:
 Anota todo, todo, lo que tienes entre manos


¿Cuántos frentes tienes abiertos? ¿lo sabes con exactitud? Es posible que lo primero que pienses sea: mi trabajo y mi casa… pero estoy convencida de que si te sientas un rato frente a una libreta saldrán muchas más cosas. Incluso desgranando tan solo esas dos, seguro que puedes dividirlas en muchas tareas y preocupaciones: la vuelta al cole de los niños, el gimnasio, cuidar de algún familiar, las extraescolares de los peques, los tuppers que haces los domingos para toda la semana… etc. 
¿Cuántas tareas tienes que hacer cada día? ¿cuántos aspectos diferentes tratas en tu jornada diaria? 


Vacía tu mente, llena tu agenda (o libreta). Asigna un color a cada uno de tus proyectos o áreas de tu vida y a partir de ahí, vete desgranando cada uno de ellos en las tareas que tienes que hacer, en ese mismo color. Si no se te ocurren áreas, aquí te dejo algunas ideas: hogar, trabajo, familia, desarrollo profesional, desarrollo personal, ocio, amigos, pareja…

Apunta todo lo que tienes que hacer de cada una de ellas.
El hecho de no tener que recordar todos tus tareas pendientes, te liberará de mucha carga y estrés. Lleva una libretita contigo y cada vez que te venga a la mente algún asunto pendiente, anótalo y libérate.

Segundo consejo:
Regálate un rato para ti al aire libre

Tal vez no te sea posible ir a pasear por la orilla del mar cada mañana, pero intenta disfrutar de un rato “sin obligaciones”, en calma y a ser posible, al aire fresco. Eso te dará energía para el resto del día. Se trata de priorizar y estamos hablando de salud emocional.

Tercer consejo:
Prémiate al final de tu jornada laboral

Este punto puedes unirlo al anterior, si es que realmente no tienes tiempo para salir en todo el día. Antes de volver a casa y ponerte con todos los frentes abiertos que te esperan en ella, regálate un ratito para ti. Como hemos dicho antes, puedes, incluso, sentarte en un banco o una terraza a leer y tomarte un refresco (o un zumo, que es más sano 😉 ¡te lo mereces!). Así que regálate un momento para bajar revoluciones y motivarte para lo que queda por hacer: los niños, la cena, la lavadora… Te aseguro que llegarás a casa con una sonrisa y mucho menos agobio de lo habitual.

Cuarto consejo:
Elogia la pereza (de vez en cuando)

Vivimos inmersos en la cultura del esfuerzo, de la productividad, incluso el ocio tiene que estar repleto de viajes, aventuras y estímulos para tener una vida plena (de la que alardear en redes sociales).Pero si queremos llegar a ancianos, tenemos que cuidarnos y eso incluye dedicar un tiempo (aunque sea poco) al descanso. A NO HACER NADA.
Nuestro cerebro necesita parar, desconectar de vez en cuando y nuestro cuerpo, también. 
Es posible que si tienes niños te sea muy difícil tomarte un domingo entero de manta, sofá y libro, pero al menos, ten presente y anota en un libreta de tareas pendientes que TIENES que descansar y no lo dejes para “algún día”, porque todos sabemos que eso equivale a nunca.

Quinto consejo:
Ocúpate de ti, en TODAS tus facetas

Si has llegado hasta aquí, te pido que vuelvas al punto nº1 de la lista y que revises todos los campos que he descrito que podrías incluir en tu libreta-organizador.
¿Dedicas tiempo a todos ellos? Si tu respuesta es: No, no lo hago, ya tienes un nuevo propósito para este curso: cubrir aquellas facetas que has descuidado.