Los especialistas coinciden en que la enseñanza del segundo idioma ha de
comenzar a una edad muy temprana. Así el niño lo interioriza de forma
natural.
En sus primeros años de vida, el cerebro del niño es como una
esponja. Por eso los expertos en el lenguaje animan a que los niños se
lancen cuanto antes a aprender otros idiomas.
El bilingüismo no sólo mejora la atención, sino que sirve de entrenamiento mental y ayuda a ejercitar la memoria de los pequeños.
Escuchando, luego comprendiendo, a continuación hablando y por último, leyendo y escribiendo; así es como enseñamos a nuestros peques la lengua inglesa. Se trata de reproducir el modelo de la primera lengua, pero con otro idioma... y... ¡¡¡mirad que buenos resultados obtenemos!!!