Un día, por
circunstancias de la vida, el Señor nos puso en el mismo camino; camino que hemos recorrido juntos durante dos años. Tú ya estabas aquí y apenas nos conocíamos aunque éramos “vecinos de clase”. ¡Fue toda una sorpresa para mí aquel encuentro!
Desde entonces
nos hemos conocido y juntos hemos practicado la tolerancia, la paciencia, la solidaridad y el compañerismo. Hemos compartido muchas horas de trabajo y de diversión, de reflexiones y de entusiasmo.
Y ahora… llegó
el momento; es el día de partir, de dejar atrás esta etapa de la vida para comenzar otra nueva.
Para mí ha sido
todo un reto conoceros y ser
vuestra maestra durante este tiempo. Os puedo asegurar que, tanto en los
aciertos como en los errores, lo único que he pretendido es estar a vuestro
lado celebrando vuestros pequeños
triunfos o siendo vuestro consuelo cuando tropezabais… y, por mucho tiempo que
pase, siempre permaneceréis en mi corazón.
Y… si me permitís
unas últimas recomendaciones:
- Chicos, vivir plenamente el “día a día” intentando dar siempre lo mejor de vosotros…
- Valorar las pequeñas cosas de la vida…
- Ser buscadores incansables de la verdad; no os conforméis con el mínimo porque siempre podemos dar un poco más si lo intentamos de corazón...
- Ser felices y hacer felices a los que os acompañen en vuestro caminar.
Espero, y deseo, que la despedida no sea un “adiós” que sea un “hasta luego”. Enhorabuena a todos, un fuerte abrazo y… ¡¡hasta luego!!
Vuestra seño, Elvira.